Visión

Somos una iglesia interdenominacional de restauración, un Refugio, donde los que sufren hallan consuelo y esperanza.

Misión

Transformamos comunidades, sanando familias.

¿Cómo Ayudamos?

El fundamento de todo lo que hacemos y enseñamos es la Biblia, la cual es la Palabra de Dios y fuente de toda verdad y sabiduría.

Cada persona que llega a nuestras puertas pidiendo ayuda, encuentra ayuda. Nuestras puertas están abiertas para recibir a todos aquellos que han decidido rendirse a Dios y permitirle a Él hacer lo que solo Él puede hacer: Sanar y transformar.


La ayuda de ofrecemos es a través de un programa de restauración que Dios nos ha guiado a través de los años a diseñar y construir. Tiene una duración aproximada de un año y consta de diferentes etapas; la persona está invitada a asistir a una clase específica cada semana y a un grupo de apoyo.

En las clases se comparten temas relacionados con la restauración y la sanidad del corazón, fundamentados en la Palabra de Dios, apoyados en algunos aspectos psicológicos y acompañado del testimonio de vida de la persona que esté impartiendo la enseñanza. Algunos de los temas son: Perdón, reconciliación, oración, adicciones, codependencia, límites, la familia, el matrimonio, paternidad, entre otros.

El grupo de apoyo semanal consiste en una reunión pequeña de oración, hermandad, y un espacio para compartir acerca de lo que cada uno está atravesando. El grupo tiene un facilitador, quien es siempre una persona que está en una etapa más avanzada en su proceso. No es dirigido por consejeros, ni psicólogos.

Unas de las reglas más importantes de los grupos de apoyo son la confidencialidad, el respeto y que está prohibido dar consejos. Una de nuestras banderas es dejar a Dios ser Dios en la vida de las personas, y solo Él les puede guiar acerca de qué decisiones tomar.

Las tareas diarias son muy importantes. Cada día la persona deberá invertir tiempo de calidad con Dios, en oración, leyendo la Palabra, estudiando la clase de la semana, y debe también llevar un registro escrito (un diario) de sus tiempos con Dios.

Todo nuestro esfuerzo estará dirigido a que cada individuo desarrolle, fortalezca y profundice su relación con Dios. Sabemos bien que Él es el único que puede realmente restaurar una vida.

No somos un centro de consejería ni de psicología. No diagnosticamos (ni podemos certificar) enfermedades o desórdenes mentales, ni adicciones, ni tampoco ofrecemos tratamientos médicos o psicológicos. No nos corresponde porque no somos profesionales de la salud ni consejeros. Lo único que podemos certificar es la participación de una persona en los ciclos de restauración.

Todos los maestros, líderes y facilitadores que sirven en nuestro ministerio están en esos lugares porque cada uno de ellos tiene un testimonio real de restauración. Su testimonio de vida les capacita para compartir con otros, exhortar, animar y dar esperanza.

Para sanar, todos necesitamos a Dios, una comunidad que nos acompañe y un corazón dispuesto.

El día que estés listo, aquí estaremos con puertas y brazos abiertos esperándote.
¡Bienvenido!