Desde que Canaán abrió sus puertas por primera vez, comenzaron a llegar familias con niños pequeños, en esos tiempos podíamos contar los niños con los dedos de una mano. A medida que nuestra comunidad fue creciendo, también fue creciendo la cantidad de niños en nuestra iglesia y sabíamos que ahora el ministerio de niños tendría que ser una prioridad.
Dios ha guiado nuestros pasos, ha provisto los recursos, pero lo más hermoso es cómo ha escogido y reunido un equipo de personas con corazones únicos, corazones de niños, y los ha sanado con el propósito de usarlos en la sanidad de los corazones de muchos niños.
En estos momentos contamos casi 30 maestros, dentro y fuera de Miami, quienes han demostrado día tras día, su amor incondicional hacia nuestros niños.