En nuestros días, el diezmo de la tierra equivale a toda actividad comercial en donde percibo algún tipo de recompensa, remuneración, utilidad o pago. Tiene forma de salario, intereses, rentas, dividendos, etc. Así que, cada vez que recibimos algún tipo de ingreso, el primer 10% de ese ingreso pertenece al Señor, es cosa consagrada para Él; Dios lo ha apartado para Él mismo.